Muriendo de ilusiones
Y yo me pregunto ¿Cuándo me voy a enfermar de
coronavirus?
Ya había dejado muy claro lo que pienso y he pensado
desde un principio acerca de esta falsa pandemia, así como lo difícil que ha
sido para con mis amistades y familia que a día de hoy siguen defendiendo esa
falsa creencia que ya parece tener más veracidad que cualquier religión y credo,
inclusive la humanidad cree mas en un mundo de enfermedades que en un mundo
saludable.
Alguien me dijo que no tenia caso tratar de convencer
a la gente, que es una lucha perdida pues muchos han sido testigos de casos
cercanos y muy oportunos (ya me están zumbando los oídos de lo bonito que
hablan de mi) que los convencen de tan estúpida y vulgar falsa pandemia, ya sea
-nuevamente- porque un familiar se enfermó o (con todo respeto) trascendió y
LES DIJERON que fue por COVID o porque en carne propia alguna manifestación de
síntomas le convencieron pues coincidían con el estúpido marco ilusorio de
“síntomas del covid” y ahora inclusive lo defiende.
A tal grado de causar ya un rechazo cuando doy
indicios de querer hablar del tema o apenas sugerir que es mentira
(“ABURRIDOOO” gritó la devota de esta nueva religión, los testigos del covid)
pero en mi espíritu chingador y jodedor siento que es abandonar a la raza, de
este modo me di a la tarea de hacer un pequeño experimento, un estudio muy
básico y simple, total, si se trata de un virus mortal y ya valimos verga
todos, pues ¿a qué me aferro? ¿a la vida?.... ¿esto es vida para ti?
El ejercicio consistió en hacer lo contrario a lo que
decían estos disque científicos, disque expertos, organizaciones basura que se
hacen llamar “mundiales de la salud” disque doctores, disque conocedores,
medios masivos de información y toda esa basura, lo contrario de lo que hacían
mis amados familiares, amados amigos y conocidos temerosos, Sali a exponerme a
esa pandemia, a ese virus mortal, sin bozal, sin careta (solo mi carota) sin
guantes ni gelecito, nomas me bañe porque eso si no puede faltar.
Y a casi ya tres años de pandemia, semáforos de todos
colores, noticias de cada día mas y mas contagiados, mas y mas muertos, muertos
en todo el mundo, positivos y vacunas para no contagiarse, aquí sigo (y tú
también), expuesto en centros comerciales, en el metropolitano (quien me conoce
me habrá visto casi linchado por los trabajadores del servicio de transporte
-que de servicio ya no tiene nada sino de vergüenza móvil requerida para
transportarse, resultado de la asquerosa corrupción y ambición de los
traidores- y pasajeros que me exigían me pusiera el bozal) en lugares
conglomerados donde supuestamente el falso virus es muy fácil de adquirir,
nuevamente quien me haya atestiguado sabrá que en algún momento me puse el
ridículo bozal solo porque me impedía trasladarme a algún destino, he abrazado,
besado, acariciado, visitado familiares y amigos (los que me dejan acercarme) y
aquí seguimos, y antes que me avienten esa estupidez de “asintomáticos” pues
resultaría que toda mi familia, amigos y “pacientes” (porque igual amigos son
para mi) lo son, así que no, te la puedes quedar.
Esto me ha dado mucho en que pensar, pero antes, me
gustaría señalar que aun después de este “Experimento” (sin final aparente pues
aun lo pongo en práctica) a los ojos de los “creyentes” (que yo les diría
obedientes) figuro un peligro, una amenaza de muerte hoy y siempre, muy a pesar
del tiempo que llevo expuesto y sigo aquí,
me he ganado esa etiqueta de irresponsable, tonto, porque no obedezco
sus reglas, una amenaza para su bienestar, indiferente e irrespetuoso pues a
algún desequilibrado se le ocurrió convertirlo en falsa moral y ahora de no
usarlo le estoy faltando al respeto a quien si (y se atreven a llamar a las
actuales generaciones de cristal cuando son lo mismo) etcétera, cuando frente a
ustedes podría ser un ejemplo de que muy probablemente, allá afuera no hay
nada, de que quizás, se trata de una mentirota, un plan elaborado, una farsa
para un fin en concreto, de lo contrario soy un horrible ser humano que escribe
esto para que salgas sin tu amado bozal (que ya lo consideras parte de tu
cuerpo) para que te contagies y perezcas, tu elije.
No me interesan las teorías, suposiciones o
conspiraciones, solo me importa la verdad, y para mi la verdad (que he
comprobado con mi cuerpo, con mi vida) la pandemia es una farsa.
¿Para que la implementaron? No importa, es mentira
¿Quién organiza todo esto? no importa, lo que importa
es que es una mentira.
Lo dije en su momento, el que te hayan dicho que tenías
o tienes covid, no quiere decir que sea verdad, te suena ridículo ¿verdad?. Ya
hablare de eso.
- “¡PERO TONTO, SON DOCTORES!”
Si, y también son personas, y las personas mienten, a
propósito y por ignorancia, pero no dejan de ser personas.
En este tiempo de disque pandemia, me tocó ver como
poco a poco los guerreros que se negaban a creer en la gran farsa, fueron
siendo convencidos, algunos por ver mucha TV y FACEBOOK que ya es lo mismo (muy
a pesar de que ya hace mucho mucho tiempo se había dejado en claro que todo lo
que dicen en esa mierda de transmisión, ya sea abierta o de paga es mentira,
por lo menos la tv de México, es mentira, y hablando específicamente de sus
noticieros que ya de noticieros nada tienen sino de chismerío alarmante basado
en el más básico ejercicio del “correveifíjate” y del “correveidile” ya desde
hace mucho tiempo se demostró y necios como perros comiendo su propio vomito
regresan a tragarse la porquería que les lanzan estos hipócritas, sin vergüenza,
títeres y gusanos miserables del imperio de la mentira) alguno porque conoció a
un dizque doctor asalariado de algún centro de salud del gobierno (otros
nefastos de los que ya hable) diciendo que es verdad pues atiende a muchos
enfermos con síntomas y con eso convenció a mi paisa, otros que tenían la duda
y que era un plan del gobierno y no se qué, pero al menos se negaban a creerlo,
comenzaron a sentir algún síntoma y se rajaron, así nomas, primero bien salsas
pero sienten algún síntoma y comienzan de putos, otros que por si las moscas.
También hubo los “a mi me dio y fue horrible” los “Me
hice la prueba y salí positivo, pero no sentí nada” los “una persona se murió
ahí en mi edificio donde vivo y todos a vacunarnos” los “Esos que no creen,
pero nomas que se les muera un familiar y ya verán” etcétera…
Para nada es burla, es realidad, así está la gente, al
menos de lo que me ha tocado evidenciar y convivir el día a día.
“¿y todos esos muertos? Si no existe el covid ¿De que
murieron?”
Exactamente, es una muy muy buena pregunta ¿De que
está muriendo toda la gente?
Efectivamente ha habido un aumento en enfermos,
dejando la falsa pandemia a un lado, ha sido muy evidente el alza de
padecimientos, esto claro le da veracidad a la farsa, pero no la hace real.
Ya había mencionado que yo no tengo suerte para no
enfermarme y quien cae en dicha condición es porque carece de esa “suerte” o
como respuesta a la pregunta con la que inicie este texto “pues has tenido
mucha suerte” esto es falso querido lector, las enfermedades no se tratan de
suerte porque cada síntoma y padecimiento que pueda tener en su sagrada
navecilla terrestre es producto del trato cotidiano que usted le brinda, por lo
tanto las enfermedades no son de suerte sino de responsabilidad, ya sean
detalles grandes o pequeños, pero responsabilidad tanto para su interior como
su exterior, así que vuelvo a maldecir aquel texto lastimero que tanto les
encanta y comparten en sus redes, el del ”tienes mucha suerte de no tener esta
enfermedad” asimilando su propio producto como una fatalidad ajena a su
conducta y forma de vivir.
Ahora sí, ¿Porque tanto enfermo?
Eh aquí la difícil cuestión pues para conseguir una
respuesta más cercana a la única y verdadera respuesta que es “Por ignorancia”
tenemos que enfrentarnos a nosotros mismos, para ello hay que asimilar lo antes
dicho, que no se trata de buscar alguna culpabilidad externa, algo de que
cuidarse o algo/alguien que evitar, sino mas bien de meditar un poco,
reflexionar sobre sus conductas, bajarle a ese ritmo tan veloz que lleva
querido lector para pensar un poco en sus acciones, en su rutina y vida en
general, pues como cualquier “enfermedad” o problema, no se trata de buscar la
solución rápida (el ¿cómo me quito esto?) pero si aprender el remedio.
Si es que ya estamos en la misma corriente, abiertos a
escuchar, pasemos a una virtud que niega en demasía querido lector, que predica
gustarle, pero realmente la odia, detesta escucharla y vergüenza evidenciarla,
la honestidad.
¿se ha dado cuenta de la cantidad de basura y
contaminación que genera? O pensemos en la ciudad nada mas ¿sabe cuantas
toneladas de basura genera la ciudad al día? ¿conoce esa cifra querido lector,
o solo la de los muertos de covid?
Esta es la honestidad de la que hablo, hay que
atreverse a ser honestos consigo mismo y meditar sobre su alimentación ¿Esta
seguro o segura que se alimenta bien? ¿Qué de verdad nutre su cuerpo? Y de no
estar seguro ¿no cree usted que eso enferma? La carne, comida chatarra,
refrescos oscuros, cerveza, licores corrientes, mierda enlatada, garnachas,
grasas, azucares, transgénicos, edulcorantes, colorantes, conservadores, harinas,
etcétera…
No por nada proliferan las tienditas de abarrotes,
comida callejera, sus oxos y demás tiendas de autoservicio.
Hasta hoy por hoy existe una tendencia a romantizar e
idolatrar todos esos comercios ambulantes que ofrecen experiencias
gastronómicas de insulto donde puedes sentirte todo un cerdo al atascarte de
chatarra grasosa con platillos abundantes del tamaño de la estupidez, con
perdón de los puerquitos.
¿no cree usted querido lector, que el abuso de estos
productos o ese desequilibrio alimenticio repercuta en su salud?
El aire que respira, ¿se ha puesto a pensar la
cantidad de contaminación que respira a diario? Con tanta basura que genera la
ciudad, carencia de arboles que ayuden a subsanar ese desperfecto, óxidos de
coches abandonados, smock y vapores venenosos de sus preciados vehículos de
transporte, estiércol de perro callejero y la insana cantidad de cubrebocas
desechados etcétera…
Sin mencionar la falta de ejercicio y factores como la
invisible frecuencia a la que se expone a diario con sus señales de wifi para
mantenerse pegada a esa baratija que ya tiene encarnada en su mano y pide
sentencia de muerte a aquel que se lo quiera quitar.
He aquí el porque se ha aceptado la falsa pandemia
como algo real, pues le exime de toda responsabilidad, lo pone a usted querido
lector en el papel de victima pues le dice que todo lo que hace esta bien, que
el problema es un vicho que muy aleatoriamente elije un pobrecito huésped y que
mala suerte a llorar por él.
Lo mas triste es que
esto llega al colmo de la pereza humana pues en vez de reconocer nuestros
desordenes y emprender un camino de responsabilidad, alerta emocional, cuidado
del cuerpo y búsqueda de paz que no es otra cosa que ese amor propio que tanto
vociferan hipócritas, mejor deciden seguir igual y pagar por una vacuna que
ignoran su contenido más allá del nombre que tenga y seguir engrandeciendo su
estúpida moral y su descomunal ego figurando que al vacunarse, ya son buenos
ciudadanos, responsables, empáticos, cooperativos, etcétera mientras los que
conducen este festival ridículo de control mental se ríen a carcajadas llevando
al limite la ignorancia humana, exponiendo una falsa esperanza de un pasado
anhelado donde todo estaba bien y un futuro inexistente donde todo acabara,
pero esto ya no acabará querido lector, pues les a funcionado, es el ultimo escalón
del despertar humano, la ultima prueba, ustedes pueden salir a averiguarlo por
cuenta propia tal como yo lo hice, o pueden quedarse igual en la seguridad de
su casita tapándose su fuente energética mas importante (su respiración) y
vacunándose con basura química para no enfermarse y morir a causa de una
pandemia que no existe.