lunes, 10 de agosto de 2020

(Anecdota) Panegíricos del corazón - "Gimme Tha Power" - Molotov


Allá por el año 1998 cuando la escuché por primera vez, fue a escondidas de mis padres y los padres de un amigo quien me la presentó en forma de tesoro secreto y pecador, pues siendo niños, el tema de no decir groserías era la tendencia más popular, popular porque todos las decíamos, todo consecuencia de la prohibición impuesta por nuestros padres, pues con tal decreto nos enseñaron a nosotros los niños, que se trataban de palabras que podían ofender, de carácter moral, sucias y sobre todo bien pinches  graciosas.

Mucho de lo que uno aprende de niño va acompañado de un concepto propio de quien te lo explica, en este caso, seguramente sin saberlo, los padres le recetan a sus hijos un curso exprés y a veces intensivo (y hasta a punta de chanclasos) de como ofender e insultar a alguien, esto en el momento justo que prohíben decir ciertas palabras, pues sabido es que la palabra prohibir también significa invitar, en ese sentido, los papás de ese tiempo no tenían precisamente un sentido común muy brillante y desconocían por completo los principios de la psicología inversa, producto claro de la propia educación que recibieron de sus padres que si bien el dolor y traumas no terminaron de filtrar lo bueno y desechar lo no bueno del todo, causando se repitieran viejos métodos de la santa inquisición (y otros no tan gachos lo admito), no podemos culparlos por sus métodos.

Recuerdo un caso muy curioso donde un inocente y algo despistado compañero de salón de aquellos viejos años de la primaria, se la pasaba repitiendo la palabra “panocha” utilizándola como adjetivo calificativo a la menor provocación, “Tienes cara de panocha juar juar juar” ”Pareces una panocha” “Hueles a panocha” y sin sentidos así, y digo inocente porque estoy seguro que el chamaco muy probablemente no sabía lo que decía, todo terminó después de una intervención innecesariamente agresiva del profesor en turno quien lo castigó con el peor de los castigos para un pequeño de tercer grado de primaria: “Mañana me traes a tu mamá” (En términos generales claro, para mí el peor castigo era “Te quedas sin recreo y mañana me traes a tu mamá” hacían buenas combinaciones los gachos)  no sin antes medio traumarlo con un sermón a grito y portazo sobre no decir esa mala palabra por así tratarse de una grosería, pues al parecer de esa forma el maestro conocía al órgano reproductor femenino, y efectivamente era el maestro quien nos dotó de aquella información pues hasta ese momento nosotros conocíamos a la vagina como la segunda cola de las niñas.

Este personaje con cargo de profesor nos dio bastante en que pensar, pues como vuelvo a repetir, esa prohibición entra inmediatamente en discordia con el espíritu naturalmente libre de un niño, provocando que de manera inconsciente uno desee hacer todo lo contrario por así emocionante que es, poniendo a prueba ese carácter pillo a la espera de ser descubierto desobedeciendo, esto por ese efecto natural e invitación a la rebeldía que viene siempre acompañada de cualquier prohibición.
Pues al cabo de unos días todas nuestras madrecitas tuvieron que asistir al salón pues ya habíamos contaminado media escuela con dicha información y casualmente todos ya utilizábamos dicha palabra para ofender sin siquiera saber el significado real o impuesto, daba igual, nos la habían prohibido y había que utilizarla a escondidas.

Cosa curiosa la de aquel profesor pero completamente comprensible, digo, es un efecto natural propio de la soberbia que germina en todo aquel individuo o individua con cargo de profesor, donde, figurando tal puesto laboral o sobrenombre, ven a todos sus semejantes como alumnos a quien EDUCAR:

- Que ¿En qué trabajo? Soy maestro (Te voy a educar y enseñar)

En dicho evento, yo tenía dos dudas muy contundentes en mi pequeño y –según mi maestro- limitado cerebrito de niño, una era, ¿De dónde aprendió Guillermo la palabra panocha? Y la otra, el profe, ¿no era más sencillo decirle a Guillermo que panocha es el nombre típico de un pan de dulce característico de Aguascalientes o de provincia? Quizás de este modo le quitaba toda hilaridad a la palabra y de inmediato la dejaría de decir buscando otra de carácter lujurioso u ofensivo.

Al parecer es necesario “UBICAR” al infante en el mismo nivel pecador, lujurioso, enfermo, arcaico, vergonzoso y grosero de los adultos.

Es por ello que fuimos de la generación más grosera que pudo haber, pero grosera en el sentido hilarante –aquellos con padres y familia de condición conservadora lo entenderán- a muchos con el tiempo se les quitó la necesidad de expresar una de vez en vez o simplemente las sacaron de su léxico (al menos publica y socialmente) pero a muchos otros pura verga que no, pues de cierto modo, se aprende que no hay malas palabras o palabras sucias y que de hecho las palabras no ofenden o lastiman, (en términos un tanto generales, pues realmente en teoría todo léxico ya es sucio, perdimos la lengua sagrada y ahora todos hablamos la lengua maldita de babel) yo creo, que ofenden y lastiman las intenciones, cosas muy diferentes, pues a veces uno puede referirse a un compañero o hasta un hermano con alguna de estas famosas palabras sin la menor intención de ofenderle o lastimarle:

- Qué onda pendejo ¿Cómo estás?

- Qué onda puto, bien ¿y tú?

- Ps acá valiendo verga

(Claro, sin mencionar el famoso “albur” mexicano, que me parece la cosa más homosexual que existe, algo contradictorio que se mantenga el gusto de esta práctica particularmente en sectores intolerantes, pero se hace presente la misma situación que con mi amiguito Guillermo y su palabra, ¿sabrán realmente lo que se sugieren al “alburearse”?)

Una experiencia muy significativa fue cuando en la casa de una querida amiga me sorprendió escuchar que en una plática de lo más común su padre le respondió con un “Oite pendeja” cosa que me sacó de cuadro por un momento hasta que la chica carcajeo poniendo en evidencia la gran unión y confianza que hay en ellos, no era para menos, una de las familias más unidas y hermosas que conozco.

Por supuesto que hay una línea muy delgada en esto pero ya depende de quién vocifera, pues los hay quien utilizan este léxico para ofender y lastimar, pero creo yo que lejos de ofendernos con una amenaza de esta índole, más bien habría que sentir compasión por la limitada condición del que quiere tambalearnos con palabras altisonantes.
Aunque claro, también depende mucho de la seguridad y orgullo del receptor que se puedan ver rebasadas por unas cuantas palabras que recuerden a su mamá, porque ya hablamos del no te metas con mi madre, con mi madre patria sagrada, mi patria lastimada, violada, prostituida, al borde del abismo, pero así les gusta a los mexicanos, no te metas con mi patria o la guerra encontraras.
 y todavía sigo recibiendo represalias y comentarios negativos y agresivos por sugerir cambiar el himno nacional mexicano en aquel escrito y video (que dicho sea de paso, de himno nada tiene y de nación menos)

Quizás no haga falta reiterar pero que va, tomaré de ejemplo los comediantes, y por más señas al hilarante polo polo, quien con un característico estilo de comedia utiliza este léxico para hacer reír a la gente, demostrando lo ya señalado, que las famosas groserías no son más que palabras muertas y que todo cambia con tan solo mirar las intenciones que hay detrás, en este caso las de hacerte reír, muy diferente a un acto de lo más instintivo, rudimentario y despreciable, el querer ofender o lastimar a alguien.

Volviendo al lío.

Sin entender mucho de lo que decía la letra de la canción (Gimme Tha Power) nos limitábamos a reír al escuchar aquellas palabras llegando así un sentimiento de libertad que nos quitaba esa pena y prohibición de hablar como se nos dé la gana, sonando más esos temas que evocan rebeldía insulsa como “Puto” o “Chinga tu madre” y que conste que así se llaman estas canciones, no se vaya a ofender querido lector.

Así que a Gimme tha power no le hacíamos mucho caso, todo cambio tiempo después al comprender realmente qué estaban diciendo, pues ahora con las palabras altisonantes relegadas a segundo plano donde carecen de importancia, la canción me comunicaba un tema que estaba en todos los que me rodeaban y mejor dicho en todo mi entorno, la impotencia nacional.

La canción relata una realidad común en el mexicano, la de un gobierno viviendo en el descaro, ladrón, corrupto y sin la menor dignidad, aprovechándose del sudor del pueblo para mantener así una vida de placeres con desfalco, sin saber dar, sin saber compartir, sin saber dirigir, sin saber gobernar, donde los impuestos solo sirven para chingarse a los jodidos, que no mamen.

Por supuesto que este tema fue tratado mucho antes por muchos más, comunicado de diversas formas pues como dije ya, era una realidad que cual yugo carga el mexicano y me atrevo a decir que a la fecha muchos sienten esa impotencia ante las descaradas actitudes de los dirigentes (Que solo dirigen sus corruptos intereses) provocando se genere de manera natural la idea de que México está gobernado por idiotas, y es por esto, que esta rola me parece tan contundente, pues refleja muy bien el hartazgo del pueblo trabajador, de ese que a pesar de los daños le ofrece otra oportunidad a los que con promesas falsas les condicionan alivio, solo para volver a darles la puñalada.

Lamentablemente a Molotov les llegaron al precio y la gran ramera los ha fornicado, figurando canciones de los más estúpidas y complacientes, nunca alcanzando o manteniendo al menos ese espíritu rebelde hacia el sistema que tanto criticaron, donde sale a relucir su falsa imagen que más allá de figurar rebeldía solo buscaban estar en boca de todos, a que buenas mañas ¿verdad?, ahora malinterpretando sus conceptos entregando melodías tan hipócritamente racistas como su hit “FRIJOLERO” una carta de odio y racismo hacia los estadounidenses, apelando a la lastimera y mediocre idea del mexicano holgazán “Es que ellos son bien racistas” “Es que los gringos odian a los mexicanos” 

De este modo –y antes de- en “Gimme tha power” Molotov hace una invitación al “Ya basta” de aquel gobierno nefasto y caduco, pero de una forma fresca y emotiva con –se podría decir- un argumento, y no solo gritar basura al gobierno solo porque sí, me parece de las pocas canciones de molotov donde se puede apreciar un contenido que no sabe a “Redundancia” y curiosamente a la fecha sigue sonando por dos razones, una que es, la añoranza, de que como producto de su época, entristece saber que poco se ha avanzado en el tema, y pone en evidencia un México, aun en sueños, aun dormido, y la otra por –como ya mencione- a la fecha se sigue cargando –no todos claro- esa impotencia nacional, esto se puede ver reflejado por ejemplo en las redes sociales, donde a la menor provocación comienzan a vociferar basura contra el uno y contra el otro, todo esto porque de cierto modo las redes sociales ofrecen está posibilidad, la de figurar detrás de un falso perfil, muy triste por cierto que el anonimato sea su fuente de valentía, pero en algún momento se dejará de vociferar y se comenzara a comunicar de verdad pues, no puedes seguir siendo un ser vociferante todo el tiempo, hay que avanzar, una pena que hoy por hoy este tema –Gimme tha Power- siga sonando por esta segunda razón, que después de su salida hace casi 22 años, aquel que la suena se siga identificando con ella en el sentido práctico de la impotencia nacional, dejando en evidencia la triste realidad de México y su pueblo, donde sale a relucir esa comodidad que ofrece una venda en los ojos, pues como ya he mencionado, es el pueblo reflejo de su gobierno y viceversa, es el pueblo el que no quiere despertar de sus mil sueños, pero los tiempos cambian, pues todos son guerreros natos y no hay retroceso, el despertar es inevitable pues hacia allá se mueve todo, lento quizás, pero seguro, algún día cambiaran, algún día cambiaran.

Recomiendo Re-escuches la rola una vez más.

Muchas Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario